Eres el Hijo de Dios, eres el rey de Israel
M Mons. Vincenzo Paglia
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Evangelio (Jn 1,43-51) - En aquel tiempo Jesús había decidido partir hacia Galilea; se encontró con Felipe y le dijo: "Sígueme". Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y Pedro. Felipe se encontró con Natanael y le dijo: "Hemos encontrado a aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los Profetas: Jesús, hijo de José de Nazaret". Natanael exclamó; «¿De Nazaret puede salir algo bueno?». Felipe le respondió: "Ven y mira". Mientras tanto, Jesús, al ver a Natanael que venía hacia él, dijo de él: "He aquí verdaderamente un israelita en quien no hay mentira". Natanael le preguntó: "¿Cómo me conoces?". Jesús le respondió: "Antes de que Felipe te llamara, te vi cuando estabas debajo de la higuera". Natanael le respondió: "¡Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel!". Jesús le respondió: «Porque te dije que te vi debajo de la higuera, ¿crees? ¡Verás cosas mayores que estas! Entonces le dijo: De cierto, de cierto te digo, verás el cielo abierto y a los ángeles de Dios subiendo y descendiendo sobre el Hijo del Hombre.

El comentario al Evangelio de monseñor Vincenzo Paglia

Jesús vino a dar a todos una vida llena de significado. Pero no en abstracto: la vida llena de sentido es aquella que implica el "yo" en el "nosotros" de la humanidad. Obviamente esta perspectiva requiere también lucha y sacrificios, pero dentro del horizonte más amplio de la familia humana que es el sueño de Dios para el mundo. Estas primeras páginas del Evangelio ya lo demuestran. Con aquellos pescadores comienza la historia de aquella hermandad que Jesús reunió en torno a sí y que aún hoy continúa en todo el mundo. Después del encuentro con Andrés, Juan y Pedro, le llega el turno a Felipe de Betsaida ("casa de los peces"), por tanto conciudadano de Andrés y Simón. Jesús también le dice: "¡Sígueme!". Y así sucede. A su vez, Felipe cuenta a Natanael (que significa "Dios dio") la belleza del encuentro: "Hemos encontrado al Mesías". Natanael, que se encuentra entre los que escuchan las Escrituras, responde sin embargo con escepticismo: "¿Puede venir algo bueno de Nazaret?". Sólo en un encuentro personal Jesús lee en profundidad su corazón. Y él se involucra. Jesús le promete que verá cosas mucho mayores que las que acaba de ver. Es la ambición de Jesús para ese pequeño grupo de discípulos. Por eso, más tarde, le dirá a Pedro y a todos los discípulos que lo siguen que recibirán cien veces más de lo que dejaron.