Jesús anuncia su inminente regreso
M Mons. Vincenzo Paglia
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Evangelio (Jn 16,16-20) - En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «De aquí a un poco ya no me veréis; Un poco más y me verás." Entonces algunos de sus discípulos se decían unos a otros: «¿Qué es esto que nos dice: “Dentro de un poco no me veréis; un poco más y me veréis", y: "Voy al Padre"? Dijeron entonces: «¿Qué es ese “un poco” del que habla? No entendemos lo que significa". Jesús entendió que querían interrogarlo y les dijo: «Están investigando entre ustedes porque dije: “Dentro de un poco no me veréis; un poquito más y me verás”? De cierto, de cierto os digo que lloraréis y gemiréis, pero el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se transformará en alegría".

El comentario al Evangelio de monseñor Vincenzo Paglia

«Dentro de poco ya no me veréis; Un poco más y me verás." Los discípulos están un poco desorientados por estas palabras, pero Jesús, en realidad, quiere indicarles su muerte y resurrección. Éste es el significado de su distancia que pronto se transformará en una cercanía mucho más profunda que la física que han experimentado hasta entonces. Jesús está hablando de su muerte y resurrección, pero antes de que los discípulos se sientan abrumados por la desilusión y el desánimo quiere explicarles que ese doloroso desgarro, representado por su salida de la tierra para regresar al Padre, no es en realidad una separación. Después de su muerte vendrá la resurrección. Es la victoria de la vida sobre la muerte. Esta victoria te permite conquistar todas las distancias. Lo que importa para los discípulos, entonces y hoy, es seguir buscando a Jesús y desear estar cerca de él. Los Apóstoles parecen desconcertados ante estas palabras paradójicas: ¿cómo puede la distancia física convertirse en proximidad aún más estrecha? Jesús no deja esa confusión sin respuesta. Y les dice que el dolor y la tristeza de su partida se convertirán en una oración de invocación capaz de transformar la tristeza de la distancia en la alegría de la cercanía redescubierta. De hecho, después de la ascensión de Jesús al Padre, cada hombre y cada mujer, en cada rincón de la tierra, puede tener al Señor a su lado e invocarlo con la oración: el Señor hablará a sus corazones a través de su Palabra, la Eucaristía y amor a la comunidad.