Simone di Giovanni, ¿me amas? Alimenta a mis ovejas
M Mons. Vincenzo Paglia
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Evangelio (Jn 21,15-19) - En aquel tiempo, [cuando se había revelado a los discípulos y] habían comido, Jesús dijo a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?". Él respondió: "Por supuesto, Señor, tú sabes que te amo". Él le dijo: "Apacienta mis corderos". Le volvió a decir, por segunda vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». Él respondió: "Por supuesto, Señor, tú sabes que te amo". Él le dijo: "Apacienta mis ovejas". Le dijo por tercera vez: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?" Pedro se entristeció porque por tercera vez le preguntó: “¿Me amas?”, y le dijo: “Señor, tú lo sabes todo; Sabes que te amo." Jesús le respondió: «Apacienta mis ovejas. De cierto, de cierto os digo: cuando eras más joven te vestías y ibas adonde querías; pero cuando seas viejo extenderás tus manos, y otro te vestirá y te llevará a donde no quieras." Esto lo dijo para indicar con qué muerte glorificaría a Dios, y dicho esto añadió: "Sígueme".

El comentario al Evangelio de monseñor Vincenzo Paglia

Jesús resucitado aparece por tercera vez a orillas del lago Tiberíades. Es en el lugar donde Jesús se encontró con los primeros discípulos y los llamó a seguirlo. En esa misma orilla, como para un nuevo comienzo, Jesús se reencuentra con ellos, después de su confusión y dispersión, interroga a Pedro tres veces sobre el amor, como para revertir la triple traición de unos días antes. Jesús sabe bien que lo único que podrá mantener a Pedro unido a él para siempre no es el sentido del deber ni la fuerza de voluntad, sino el deseo de corresponder con su afecto el amor ilimitado que ha recibido. Jesús le interroga sobre la cuestión central de la existencia y de la fe: la del amor. Un pedido que en verdad nunca cesa, podríamos decir que hay que vivirlo todos los días. Por tanto, la pregunta no se dirige sólo a Pedro. Jesús pregunta a cada discípulo: "¿Me amas?". No se trata simplemente del sentimiento o la emoción de un momento. Se trata de un vínculo firme, fuerte y apasionado con Jesús y con los demás. El amor que Jesús pide a Pedro está lleno de responsabilidad hacia el Evangelio y hacia la humanidad. Después de dos preguntas sobre el amor y la respuesta entre Jesús y Pedro, en la tercera respuesta Jesús le pide a Pedro que "alimente" a sus ovejas. El amor de Jesús no se limita a sí mismo: es siempre amor también a los demás. Pedro es el primero también en esto: enseña a amar a Jesús y a sentir responsabilidad hacia los demás hermanos. Las palabras finales abren una mirada al futuro del apóstol. El itinerario de Pedro es el de todo discípulo que quiere seguir el Evangelio: sólo con Jesús se tiene la verdadera vida, que pasa también por el sufrimiento. Pero la fe es dejarse guiar por el amor. Pedro no sabe adónde llegará ni por qué pasajes. Sabe que él también tendrá que sufrir, pero está seguro de que el amor del maestro lo hará capaz de responder, una vez más, a esa misma invitación que escuchó por primera vez en esas mismas orillas: "¡Sígueme!". Y Pedro, una vez más, lo deja todo, incluso su orgullo, y lo sigue.