Compasión de Jesús Misión de los Doce
M Mons. Vincenzo Paglia
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Evangelio (Mt 9,35-10,1,6-8) - En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el evangelio del Reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia. Al ver las multitudes, sintió compasión de ellas, porque estaban cansadas y exhaustas como ovejas que no tienen pastor. Luego dijo a sus discípulos: «¡La mies es mucha, pero los obreros pocos! ¡Rogad, pues, al Señor de la mies para que envíe trabajadores a su mies! Llamando a sus doce discípulos, les dio poder sobre los espíritus impuros para ahuyentarlos y curar toda enfermedad y toda dolencia. Y los envió mandandoles: «Volveos a las ovejas descarriadas de la casa de Israel. Mientras andáis, predicad que el reino de los cielos está cerca. Sanad a los enfermos, resucitad a los muertos, purificad a los leprosos, expulsad demonios. Gratis lo recibiste, gratis lo das."

El comentario al Evangelio de monseñor Vincenzo Paglia

Jesús continúa recorriendo las ciudades y los pueblos "proclamando el Evangelio del Reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia". Con estas palabras el evangelista Mateo quiere resumir la misión que el mismo Jesús confía a cada comunidad cristiana. Y en particular hay una palabra que explica esta misión: compasión. Es un término que indica una emoción visceral y profunda. Más que un sentimiento, es un movimiento interno que no hace que uno permanezca neutral, sino que lo lleva a salir de sí mismo para cambiar las situaciones. Es la compasión por aquellas multitudes desbandadas y agotadas como ovejas sin pastor lo que empujó a Jesús a convertirse en pastor de aquellas ovejas. Y es de esta compasión que nace también la llamada de los discípulos y la misión que el Señor les confía. Esta página del Evangelio interroga a las comunidades cristianas sobre su compasión hacia las multitudes de hoy, hacia los grandes suburbios abandonados, hacia los pobres que siguen creciendo en todas partes del mundo. Jesús elige doce discípulos, tantos como las tribus de Israel, para que de esos doce se forme un pueblo renovado por el Evangelio. Y gracias a la palabra del Evangelio reciben el verdadero poder: el de cambiar los corazones, de vencer el mal, de reunir y amar a los pobres, de llevar la paz a todos, de eliminar las injusticias y así acelerar el reino de Dios. Y añade Jesús : "Gratis lo recibiste, gratis lo das." Es un mandato tan extraordinario como opuesto a la mentalidad materialista de nuestro tiempo. Los cristianos están llamados a redescubrir y dar testimonio de la gratuidad del don, que es parte esencial del amor evangélico.