Los discípulos recogen espigas en sábado.
M Mons. Vincenzo Paglia
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Evangelio (Lc 6,1-5) - Un sábado, Jesús pasaba por campos de trigo y sus discípulos arrancaban y comían espigas, frotándolas con las manos. Algunos fariseos dijeron: "¿Por qué hacéis lo que no está lícito en sábado?" Jesús les respondió: “¿No habéis leído lo que hizo David cuando él y sus compañeros tuvieron hambre? ¿Cómo entró en la casa de Dios, tomó el pan de la ofrenda, lo comió y lo dio a sus compañeros, aunque no es lícito comerlos sino a los sacerdotes solos? Y él les dijo: "El Hijo del Hombre es Señor del sábado".

El comentario al Evangelio de monseñor Vincenzo Paglia

Jesús continúa su camino hacia Jerusalén y un día de reposo cruza un campo de trigo. Los discípulos arrancan unas mazorcas de maíz, las frotan entre sus manos para coger el grano y comérselo. Sin embargo, las disposiciones rabínicas no permitían cosechar y comer espigas de trigo en sábado. Y los fariseos, escrupulosos observadores de la ley, pero olvidadizos del corazón y de la vida del pueblo, al ver lo que hacen los discípulos, los acusan de no respetar el reposo sabático. De hecho, los rabinos habían enumerado 39 tipos de trabajos prohibidos en sábado, entre los que se incluían también la cosecha, la trilla y la ventilación del trigo. Evidentemente la acusación se dirige al maestro que no guía a sus discípulos según la ley. Jesús evita entrar directamente en discusiones sobre los casos y responde a la acusación recordando el episodio de David que, huyendo de Saúl que quería matarlo, se refugió en el templo. Y aquí el sacerdote permitió que el fugitivo comiera el pan llamado de proposición (porque estaba colocado delante de Dios) destinado únicamente a los sacerdotes durante la semana de culto. La necesidad de comer de David había empujado al sumo sacerdote Achimelec a derogar la disposición legislativa para permitirle sobrevivir. Jesús, con la respuesta que da a los fariseos: "El Hijo del Hombre es Señor del sábado", se sitúa en un nivel incluso superior al de David. Y, como se relata en otra parte del Evangelio, explica que el significado de la legislación sobre el "día de descanso" es ponerse total y plenamente al servicio del Señor. Jesús es también Señor del sábado, no en el sentido de que pueda escapar a voluntad de lo prescrito por la ley, sino porque el tiempo de la salvación consiste en lograr la liberación de los hombres. Los cristianos debemos preguntarnos si, en un mundo en el que todo parece estar sujeto a la ley del mercado y del consumo, no es una tarea urgente volver a proponer en nuestras sociedades el valor del descanso como día de alabanza a Dios, de fraternidad y de ayuda a los pobres.