Escogió a doce, a quienes puso el nombre de Apóstoles.
M Mons. Vincenzo Paglia
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Evangelio (Lc 6,12-19) - En aquellos días, Jesús fue al monte a orar y pasó toda la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y escogió a doce de ellos, a quienes también puso el nombre de apóstoles: Simón, para a quien también le dio el nombre de Pedro; Andrea, su hermano; Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás; Santiago, hijo de Alfeo; Simón, llamado Zelote; Judá, hijo de Jacobo; y Judas Iscariote, quien se convirtió en el traidor. Habiendo descendido con ellos, se detuvo en un lugar llano. Había una gran multitud de sus discípulos y una gran multitud de gente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón, que habían venido para escucharlo y ser sanados de sus enfermedades; Incluso los que eran atormentados por espíritus inmundos eran sanados. Toda la multitud intentaba tocarlo, porque de él salía una fuerza que sanaba a todos.

El comentario al Evangelio de monseñor Vincenzo Paglia

En los Evangelios conocemos la vocación de cinco de los Doce Apóstoles, pero nada sabemos de la vocación de los otros siete. Se podría decir que esta escena del evangelio llena el vacío. Jesús elige a sus colaboradores más cercanos, aquellos que le ayudarán en el anuncio del Evangelio. La iniciativa viene, sin embargo, del Padre. Jesús, de hecho, no hace nada sin el Padre. Por eso, antes de tomar esta decisión, pasa toda la noche en oración. Para Jesús, y más aún para cada comunidad cristiana, la oración está en el origen de cada elección, de cada acción. Podríamos decir que la oración es la primera obra que hace Jesús, la que está en el fundamento de todas las demás. Éste debe ser el caso para la vida de cada comunidad cristiana. Cuando llegó la mañana, Jesús llamó a su lado a los que quería, uno por uno, por su nombre. Nos da un nuevo nombre, es decir, un nuevo corazón, una nueva tarea, una nueva historia. Simón se llama Pedro, es decir, roca, fundamento. Jesús llama a cada discípulo a construir un mundo nuevo con una tarea particular. El nuevo nombre que recibe es el signo de la nueva vida que está llamado a vivir.