Señor, aumenta nuestra fe
M Mons. Vincenzo Paglia
00:00
02:26

Evangelio (Lc 17,1-6) - En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Es inevitable que vengan escándalos, pero ¡ay de aquel por quien vienen! Más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino y lo arrojen al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños. ¡Cuídense ustedes mismos! »Si tu hermano comete alguna falta, reprendelo; pero si se arrepiente, perdónalo. Y si siete veces al día comete un pecado contra ti y vuelve a ti siete veces diciendo: "Lo siento", le perdonarás". Los apóstoles dijeron al Señor: «¡Aumenta nuestra fe!». El Señor respondió: "Si tuvieras fe como un grano de mostaza, podrías decirle a esta morera: 'Desarráigate y plántate en el mar', y te obedecería".

El comentario al Evangelio de monseñor Vincenzo Paglia

Jesús pide a sus discípulos: «¡Tened cuidado!». La supervisión de sí mismo, de su conducta, de su fidelidad al Evangelio, es tarea primordial de todo discípulo y más aún de quien tiene responsabilidades pastorales. Jesús añade que la voluntad de perdonar también forma parte de la sabiduría. Cada uno de nosotros conoce bien nuestra propia fragilidad y la facilidad de caer en el pecado. Jesús específicamente nos da la fuerza para perdonar. La capacidad de perdonar no es espontánea. De hecho, hoy el perdón es verdaderamente raro. En la vida ordinaria, desgraciadamente, la venganza es mucho más frecuente. Es urgente que la misericordia y el perdón abunden sobre la facilidad con la que el pecado se impone. Perdonar "siete veces", como pide Jesús, significa que debemos perdonar siempre. Evidentemente no se trata de ser condescendiente con el pecado. Jesús siempre exige el arrepentimiento por el pecado cometido y el consiguiente cambio de vida. Pero nunca debe faltar la disponibilidad a la misericordia. La misericordia es signo de la presencia de Dios entre los hombres. En este punto los discípulos, comprendiendo que la misericordia no nace de ellos mismos, comprenden que también en ellos es fuerte el instinto de permanecer en el odio o al menos en la indiferencia. Por eso piden al Señor: "¡Aumenta nuestra fe!". Jesús, sorprendiéndonos también a nosotros, responde que basta una pequeña medida de fe, la de un grano de mostaza. Esta poca fe, esta poca confianza en Dios, es capaz de obrar milagros.