Evangelio (Lc 5,17-26) - Un día Jesús estaba enseñando. También estaban allí los fariseos y maestros de la ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, de Judea y de Jerusalén. Y el poder del Señor le hizo realizar curaciones. Y he aquí, unos hombres, llevando a un hombre paralítico sobre una cama, intentaron introducirlo y colocarlo delante de él. No encontrando por dónde dejarlo entrar a causa de la multitud, subieron al techo y, a través de las tejas, lo bajaron a él y a su cama frente a Jesús en el medio de la habitación. Al ver su fe, dijo: "Hombre, tus pecados te son perdonados". Los escribas y fariseos comenzaron a discutir, diciendo: «¿Quién es éste que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?”. Pero Jesús, conociendo sus razonamientos, respondió: «¿Por qué pensáis así en vuestro corazón? ¿Qué es más fácil: decir «Tus pecados te son perdonados» o decir «Levántate y anda»? Ahora bien, para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar los pecados, os digo - dijo al paralítico -: levántate, toma tu camilla y vuelve a tu casa". Inmediatamente se levantó delante de ellos, tomó la cama en que estaba acostado y se fue a su casa glorificando a Dios. Todos estaban asombrados y daban gloria a Dios; Llenos de miedo decían: "Hoy hemos visto cosas prodigiosas".
El comentario al Evangelio de monseñor Vincenzo Paglia
Lucas relata este milagro que ocurrió en presencia, por primera vez, de los fariseos y de los maestros de la ley. El evangelista Lucas subraya la creatividad del amor de aquellos amigos del paralítico que querían a toda costa llevar al paralítico ante Jesús: de hecho, podríamos decir que este milagro se realiza gracias a su fe, una fe hecha, precisamente, de amor, tenacidad, perseverancia. Entendieron que el amigo enfermo debía encontrarse personalmente con el joven profeta de Nazaret. Al ver la multitud delante de la puerta, descubren el techo y lo colocan delante de Jesús ¡Cuánto debemos aprender de esta actitud! Muchas veces la amistad entre nosotros es superficial, sentimental, resignada. Es fácil decir que no se puede hacer nada. Y olvidarnos el uno del otro. El ejemplo de los amigos de aquel paralítico nos impulsa a redescubrir la atención apasionada hacia los demás, especialmente hacia los enfermos, los pobres o los indefensos. En la narración de Lucas es evidente la preocupación por el enfermo por parte de sus amigos. Llevan a ese amigo al centro de la habitación para que sea el centro de atención. Jesús, de hecho, se preocupa tanto por el paralítico que va mucho más allá de las expectativas de sus amigos y presentes. Dirigiéndose al paralítico le dice: "Tus pecados te son perdonados". Jesús también ve el corazón del paralítico y su necesidad de ser amado y perdonado. Le da plena salud, la del cuerpo y la del corazón.