Los verdaderos familiares de Jesús
M Mons. Vincenzo Paglia
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Evangelio (Lc 19,41-44) - En aquel tiempo, estando Jesús cerca de Jerusalén, al ver la ciudad lloró sobre ella, diciendo: «¡Si también vosotros hubierais entendido en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora ha estado oculto a vuestros ojos. Para ti vendrán días en que tus enemigos te rodearán con trincheras, te asediarán y te oprimirán por todos lados; te destruirán a ti y a tus hijos dentro de ti y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no reconociste el tiempo en que fuiste visitado."

El comentario al Evangelio de monseñor Vincenzo Paglia

Memoria de la Presentación de María en el templo. Esta fiesta, nacida en Jerusalén y celebrada también en Oriente, recuerda tanto el antiguo templo como la ofrenda a la La fiesta de la Presentación de María en el templo está ligada a la advocación de la iglesia de Santa Maria Nuova construida cerca del templo de Jerusalén en el año 453. María, la Theotókos (Madre de Dios), es el verdadero templo en el que se ofrece el único sacrificio agradable a Dios, con este recuerdo acogemos la tradición del Protoevangelium apócrifo de Santiago que narra la consagración a Dios de María cuando era adolescente. El evangelista Mateo nos trae una escena evangélica que puede recordarnos la urgencia de situarnos en la escuela de Jesús, es una página que puede parecer dura hacia la Madre de Jesús, en verdad es el camino que María siempre ha seguido. Se dice que Jesús está en una casa y muchos se agolpan a su alrededor para escucharlo. Una vez que llegan sus familiares, con su madre, mandan a buscarlo. Los familiares "están fuera", escribe el evangelista, dando evidentemente una indicación que no es sólo espacial. Sólo aquellos que "están dentro" y escuchan su palabra, dice Jesús, son su verdadera familia. La comunidad cristiana nace siempre de la escucha de la Palabra de Dios y vive escuchándola. Y todos debemos tener cuidado de no caer en la tentación de ser "familiares" de Jesús, es decir, de pensar que ya no necesitamos reunirnos en torno a él para escucharlo, casi como si el acceso a él fuera "natural" y se da por sentado. En definitiva, no basta con ser parte del grupo de cristianos para encontrar la salvación. Cada día necesitamos entrar "dentro" de la comunidad para escuchar el Evangelio tal como lo comunica la Iglesia. El ejemplo de María, llevada al templo, es una indicación preciosa para que todas las comunidades cristianas sean escuela de comunión y de amor. Y esto es decisivo también para que las familias cristianas se comprometan a comunicar la fe a sus hijos desde pequeños para que también ellos, como Jesús, crezcan en "sabiduría, vejez y gracia".